TOSHIFUMI KIKUMOTO EN ITALIA

 
Efectivamente,  el ocho de junio de 2014, la fecha que parecía que nunca iba a llegar, por fin llegó, acompañado ni más ni menos que por uno de los pescadores más famosos y conocidos del panorama japonés… TOSHIFUMI KIKUMOTO.
Como ya adelantábamos hace unos días, Plus Fishing, organizador del evento en Italia, tuvo a bien invitar a Fishing Import a la asistencia de dicho acto.
Por mi parte, no dudé ni un solo instante en aceptar tan honrosa invitación, y el día anterior, volé de nuevo a Venecia para conocer de cerca a este grandísimo profesional.

 
Sobre las doce y media del mediodía aterricé en el aeropuerto de Venecia. Tayama San, la cabeza visible de Plus Fishing, estaba esperándome en tierra, ya que Domenico Magliano acompañaba en esos momentos a Kikumoto San a conocer el Oasis Cà del Lago, lugar donde se celebraría el evento al dia siguiente.
Nos dirigimos al edificio donde Plus Fishing tiene ubicada su sede, en Marghera, y por el camino paramos a comprar algunas pizzas para llevar, puesto que en la oficina aún quedaban tareas de preparación del evento del día siguiente, y aún estaban sin comer. Al llegar, saludamos a Enrico Turazza, responsable del área de publicidad, web y catálogos, que estaba terminado de cerrar algunos temas. A continuación degustamos esas deliciosas pizzas, que… son como los helados italianos, los compres donde los compres, están buenísimos, y no logras encontrarlos iguales en ningún otro lugar, por mucho que se esfuercen en imitarlos o copiarlos.
Una vez dada buena cuenta de la vianda, y terminadas las tareas pendientes, la espera se hizo eterna. Sobre las seis de la tarde, apareció Doménico, portando en su coche a  Toshifumi Kikumoto, a Makoto Takase (Presidente de Golden Mean) y a Masahiro Torii (Jefe de ventas de EverGreen International para el extranjero).
Una vez concluida la ronda de presentaciones, llegó el momento de tomar algunas instantáneas para la posteridad.
 
Los tres estuvieron muy cordiales conmigo, intentando mostrar interés por todo aquello de lo que se hablaba, pero en sus rostros se podía adivinar que estaban literalmente “muertos”. Aunque  están acostumbrados a viajar, en este caso, después de su llegada habían dedicado más tiempo a la pesca que a descansar, y el jet lag no perdona. Por lo que suspendimos inmediatamente la cena conjunta que había programada para esa misma noche, y les acompañamos al hotel, para que pudieran descansar, teniendo en cuenta que antes de las siete de la mañana había que estar en Cà del Lago.
El resto de la comitiva, compuesta como no, por el romano loco Doménico Magliano a la cabeza, y una parte del staff de Plus Fishing, al que nos añadimos Christoph Tuczai, su compañero de pesca y yo, fuimos a cenar a un restaurante muy cercano al hotel, y después de una buena ración de helado y una copa, nos dirigimos a descansar, esperando con entusiasmo la ansiada cita del día siguiente.
 
Sobre las seis de la mañana salíamos del aparcamiento del hotel, en dirección a Cà del Lago.
 
El viaje se hizo algo más largo de lo habitual, puesto que justamente la salida que nos sacaba de la autopista para llevarnos a nuestro destino, estaba cerrada por obras, por lo que tuvimos que ir hasta la próxima, y regresar hacia atrás, por carreteras interiores.
Llegamos al recinto a las siete en punto de la mañana, y la locura ya estaba desatada. Una cantidad ingente de personas andaban pululando de acá para allá. Unos preparando los aperos para la competición de pato que Plus Fishing había organizado y que tenía previsto su comienzo a las ocho en punto de la mañana.
 
 
Los pertenecientes a la organización, preparando los últimos flecos.
Y el resto, buscando a Kikumoto San para poder conseguir una foto con él.
 
Kikumoto San había descansado bien, y parecía estar en buena forma, teniendo en cuenta que había sido uno de los primeros en llegar a Cà del Lago, y que ya tenía preparados sus aperos de pesca a bordo de una embarcación dispuesta para él en un pantalán cercano.
 
Observándolo de lejos, se le veía con ganas de salir de pesca, pero como buen japonés, fue totalmente respetuoso con el protocolo establecido, en el que se especificaba que primero saldrían los participantes de la competición.
 
Justo antes de dar inicio a la prueba, en la que había dos categorías diferentes, premiando al pescador que consiguiera el bass más grande y al que consiguiera el lucio más grande, Doménico estuvo explicando los pormenores y aclarando aspectos del reglamento que iba a regular el evento.
 
Una vez quedó todo aclarado para los participantes, Kikumoto San tomó la palabra, para desearles suerte, agradeciéndoles su asistencia.
 
A primera hora de la mañana, Doménico me había brindado la posibilidad de poder acompañar Kikumoto San a bordo de la embarcación durante todo el tiempo de pesca, algo que le agradezco enormemente, y como que ya me lo había comentado antes de salir de España, yo ya venía preparado, equipado con mi cámara fotográfica, para poder capturar un buen puñado de instantáneas.
Cà del Lago tiene dos zonas pescables, delimitadas por los típicos palos de amarre de embarcaciones que nos imaginaremos más si recordamos donde atracan las góndolas venecianas.
 
La parte correspondiente a la de mayor superficie del lago era la que se destinó para la competición, y la otra, algo más pequeña, pero suficiente para poder pasar toda la mañana, se dejó reservada para que pescara Kikumoto San.
No me dio tiempo a ver la botadura de los patos y su posterior salida… Una voz al otro lado del camino me reclamaba: “¡Antonio!¡Antonio!… ¡¡¡¡Let’s go!!!! ¡¡¡¡Let’s go!!!!” Era Toshifumi que ya estaba subido en la embarcación, y reclamaba mi presencia en ella para poder partir. Tuve que apretar el paso para no empezar el día con mal pie, y una vez a bordo, Kikumoto puso en movimiento la Stratos con el motor eléctrico, (aquí está totalmente prohibido navegar con motor a explosión), y al instante ya había efectuado el primer lance. ¡Estaba desesperado por empezar a pescar!
 
A parte de Toshifumi, también estaban a bordo Makoto Takase, presidente de Golden Mean, y Sandro Simoni, dueño de la embarcación.
 
Dos de los acompañantes del día anterior habían dejado su sitio para poder afrontar otras tareas (Doménico en labores de organización y control del evento y Torii San, haciendo fotografías desde otra perspectiva)
 
Durante la jornada anterior, Kimumoto San había localizado una zona con basses grandes, pero estaba bastante alejada del punto de partida, y como que solo podíamos movernos con el motor eléctrico, decidió ir haciendo orilla, hasta llegar a la zona ideal.
Los peces no lo iban a poner nada fácil, y para comprender que eso iba a ser así, bastaba ver en la sonda que la temperatura del agua era de 26ºC, y sabiendo que la totalidad de la zona que se iba a pescar tenía una profundidad media de dos metros, la resultante era que el agua estaba demasiado caliente para que los peces tuviesen la actividad deseada, y que no podían desplazarse a profundidades mayores para encontrar aguas algo más frías.
 
Eran las ocho de la mañana, cielo totalmente despejado, ausencia total de aire, el calor, que posteriormente fue sofocante, ya empezaba a dar señales de ello, y el agua ligeramente tomada en algunos puntos, pero bastante turbia en otros, componían el escenario a afrontar. El señuelo principal que Kikumoto San eligió fue el Side Step, en color #59-Skeleton Chart, ya que el día anterior le había funcionado espléndidamente. En las zonas cubiertas por nenúfares o vegetación flotante estuvo intentándolo con la rana Popper Frog en color #215 Fire Head, el nuevo cangrejo de vinilo Double Motion, de 3,6”, en color #35-Chart GD/GR, movido a través del sistema Jika y un Bow Worm de 8” color Green Pumpkin montado a Wacky, para las zonas de algas sumergidas, formaban el armamento preferido, aunque le quedaron algunas otras cañas, que prácticamente no utilizó, montadas con crankbaits y swimbaits.
 
Media hora después de partir, llegamos a una zona repleta de algas sumergidas. No alcanzaban a asomar a la superficie, pero subían desde el suelo hasta quedarse dos palmos por debajo de la línea del nivel del agua, que aunque no estaba demasiado clara, dejaba entreverlas claramente. Empezó a mover el jerkbait a tirones. Después de tres o cuatro golpes secos activados por la caña, el jerkbait descendía unos treinta centímetros. Lo dejaba quieto, esperando a que su acción flotante lo llevara hasta la superficie, para volver a tirar de él justo en el momento en el que rompía a ras de agua. En uno de esos movimientos, un bass de talla, aunque no demasiado grande, atacó con fuerza el Side Step. Ya tenía el primero de la mañana.
 
No lo dijo, pero se le adivinaba en el rostro… estaba contento por haber conseguido capturar un bass, pero le sabía a poco, puesto que no era de buen tamaño. Siguió intentándolo en la misma zona, puesto que aunque los peces no se veían, se intuía que tenían que estar ahí, entre las algas. No creo que necesitase un punto más de motivación para querer conseguir más basses, pero en el caso de que yo estuviese equivocado, unos jovencitos se acercaron por la orilla, lanzaron su señuelo lo más lejos que pudieron y lo colocaron justo en el centro de la zona de algas y bastante cerca de nuestra embarcación… el resultado fue una captura espectacular a larga distancia.
 
En ese momento pensé: ¡Tierra trágame! Creí que le habría sentado mal y que les iba a apremiar. Todo lo contrario, no dijo absolutamente nada, pero después de tantos años en competición y verlas de todos los colores, su rostro denotaba que esa acción le había motivado más de lo que cualquiera podría pensar.
 
Y efectivamente, no tardó en demostrarlo. Un bass de buen porte se acercó al Side Step. Kikumoto San intentó hacerle entrar a base de tirones y pausas. A cada tirón, el bass reaccionaba y se acercaba al jerkbait, para posteriormente quedarse quieto. De nuevo otro tirón y el bass volvía a reaccionar y volvía a pararse a escasos centímetros del señuelo. Esto se repitió por lo menos cinco veces, hasta que el bass decidió tomar profundidad y desaparecer por entre los tallos de las algas. Acto seguido, Kikumoto San dejó la caña del jerkbait y cogió la que tenía montada la Bow Worm de 8” a Wacky. Lanzó la lombriz justo medio metro por delante de donde habíamos visto al bass por última vez. El apero no tuvo tiempo de llegar al fondo, puesto que al momento vimos correr la línea, a la que siguió un enérgico cachete y un bass de buen porte apareció luchando para zafarse del anzuelo.
 
 
 
A partir de ese momento, estuvo probando con la rana en las zonas con vegetación en superficie, pero comprendió que los peces no estaban ahí, estaban entre las algas. Por lo que el resto de la jornada, aunque no dejó nada por tocar, en las zonas que albergaban algas, se entretenía mucho más tiempo. En esas zonas, de vez en cuando utilizaba el sistema Jika con el cangrejo de vinilo Double Motion, pero los basses no reaccionaban si el señuelo se acercaba demasiado a su posición, por lo que decidió darle mucho más tiempo de trabajo al Side Step. Y claro está, después de ir eliminando  situaciones y factores que no daban resultado positivo, fue centrando su sistema de pesca a lo que parecía que los peces querían, y la acertó.
El Side Step acabó siendo el rey de la mañana.
 
Y como muy bien reza el dicho, el que la sigue la consigue, y al final consiguió su Big One.
 
 
 
A medida que iba avanzando la mañana, se fue creando un feeleng positivo entre los que íbamos a bordo, y que tengo que reconocer, era uno de los propósitos de mi visita.
 
Así pues, una vez llegada la hora de terminar, y ante un montón de personas que observaban con expectación nuestro regreso al embarcadero, quiso hacerse una fotografía con cinco de las mejores capturas de la mañana. Como que le faltaban manos, nos pidió a Sandro y a mi que le echáramos una mano a sujetar los peces.
 
Después de una magnífica mañana de pesca, en la que el calor apretó de lo lindo, nos dispusimos a comer, en unas mesas predispuestas para la ocasión. Unas estaban bajo el porche, y como que en ellas no cabíamos todos, se desplegó otra hilera de ellas en el comedor interior.
 
Mientras terminaban de preparar los platos, los asistentes pudieron ver in situ algunas de las novedades de EverGreen y de Golden Mean, pero a eso le dedicaremos un capítulo a parte.
Después de la comida, se hizo el sorteo de algún material entre los comensales, para posteriormente pasar a dar los premios a los ganadores de la competición de patos, así como a los participantes más jóvenes.
 
Una vez finalizada la entrega de trofeos, todo el que quiso pudo obtener un autógrafo de Kikumoto San. Cualquier elemento era válido: Gorras, camisetas, pancartas, catálogos, señuelos, acreditaciones, etc.
 
Una vez más, Stefano Secco y Cà del Lago estuvieron a la altura de las circunstancias. Stefano, con su gentileza y su buen hacer fue un anfitrión digno de admiración, y por su parte, que decir del lago: Aún no siendo el mejor momento del año, los basses acabaron dando la cara, y… ¡¡¡Menudos BASSES!!! Se confirma lo que ya intuí en mi anterior viaje a este encantador Oasis, al que deberían cambiarle el nombre, en vez de Oasis Cà del Lago, sugiero este otro: “PARADISO CÀ DEL LAGO”
 

 
Y así, sin darnos cuenta, se nos echó la tarde encima, y con ella, el fin del evento. Nos estuvimos despidiendo de los asistentes, pero a mí aún me quedó la oportunidad de cenar con ellos, justo antes de que Enrico me acercase al aeropuerto para regresar a casa, pero no sin antes…
Durante el poco tiempo que coincidimos el sábado, Kikumoto San me preguntó una vez por un lugar. El domingo me volvió a preguntar dos veces por él. Chistoph Tuczai le explicó algo, pero quería que yo le contara más. Le hablé del Caspe Bass, de Kevin VanDamm, de Gary Yamamoto, de Gerald Swindle, de Seiji Kato, de Woo Davids, de Roland Martin, de Toshinari Namiki, de… todos lo que me acordé en aquel momento. Vi que realmente estaba interesado y le pregunté si realmente deseaba pescar alguna vez en las aguas de Mequinenza, de las que tanto interés mostraba. Me respondió afirmativamente.
Así pues… hasta aquí puedo escribir.
 
¡¡Otro día os cuento más!!
 

 
Un saludo para todos.
 

 
 
 

 

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