LA PESCA DE GRANDES BASSES EN ESTRUCTURAS

 
Con la llegada de los frentes fríos se produce en nuestras masas de agua un cambio en la estratificación de sus capas, ya que en las más superficiales, al estar en contacto directo con la atmósfera, se produce un descenso brusco de las temperaturas, situando la capa de mayor confort en lugares más profundos y alejados de las orillas.
 
Este efecto provoca, en las zonas más someras, una desaparición paulatina de las presas que sirven de alimento a los diferentes depredadores y, por ende, el desplazamiento de estos hacia aquellas zonas en las que suele localizarse la comida.
 
Si a esto unimos que el bajón de la temperatura del medio acuático afecta drásticamente al metabolismo de estos seres, ralentizándolo de forma acusada y provocando que se alimente de forma más espaciada, podremos concluir que la pesca del bass se torna una tarea harto complicada, aunque no imposible, en los duros meses de invierno.
 
En estos meses se hace imprescindible el análisis de aquellos aspectos que van a determinar la situación de los peces, puesto que las oportunidades de entrar en contacto con los basses estarán relacionadas con el conocimiento que tengamos de la biología y comportamiento de nuestro adversario, debido a que su localización va a ser mucho más marcada que otros momentos del año. Sin embargo esto nos brindará, a pesar de la dificultad de la tarea, un mayor control sobre todos los elementos que pondremos sobre el tablero en cada jornada de pesca.
 
Una de las llaves que nos van a dar acceso directo a los grandes basses en este periodo es la pesca en estructuras profundas, tema sobre el que versará este artículo en el que intentaré desgranar, paso a paso como acometer este reto con ciertas garantías.
 
Para ello debemos comenzar por tener unas nociones elementales de cuales son las características que hacen que una estructura sea atractiva para el bass, y de este modo poder descartar ciertos lugares y centrar nuestros esfuerzos en los nos ofrezcan las mejores perspectivas. A continuación intentaré describir como se posiciona el bass en ellas y que condicionantes motivan dicha colocación para terminar centrándome en las técnicas y señuelos más efectivos para trabajar estos lugares.
 
Es este un tema nada sencillo, puesto que son innumerables las variables a analizar, pero intentaré trasladaros y compartir con todos vosotros mis conocimientos basados en mis experiencias en el agua y lo aprendido de la lectura de algunos pescadores americanos, verdaderos pioneros de esta materia y conocedores como nadiedel Black Bass de la forma más clara y razonada posible para que, al menos, podáis tener algunas nociones básicas de como intentar la captura de un gran pez en invierno.
 
 
Localización del bass en invierno.
 
A la hora de analizar la pesca del bass a lo largo de la temporada el primer elemento a tener en cuenta, puesto que de él dependen todos los demás, es la localización de los mismos.
 
Puesto que estamos analizando el periodo invernal, se hace fundamental hablar de la pesca en estructuras profundas y del posicionamiento de los basses en las mismas, pero antes de comenzar a tratar este tema sería conveniente aclarar el concepto de estructura, algo que, aunque parezca de lo más obvio, sé, por propia experiencia, que puede dar lugar a confusiones a los más neófitos.
 
Una estructura podríamos definirla como cualquier cambio o accidente geográfico reseñable del fondo de nuestro lago o embalse, así pues, una loma sumergida, un fuerte desnivel, un escalón o salto de profundidad y un canal profundo situado en el interior de una recula son ejemplos claros de estructura.
 
El bass, al igual que todos los seres vivos, va a buscar en su medio ambiente tres elementos fundamentales, alimentación, protección y confort. La importancia de estos en su localización, según sugieren algunos estudios realizados en América, irían en el mismo orden descrito, siendo la disposición de comida el factor principal a tener en cuenta.
 
Las estructuras profundas ofrecen a los basses todos estos elementos y, por ello, los ejemplares de mayor tamaño están en relación con ellas a lo largo de toda la temporada. Esto no quiere decir que se sitúen siempre en los mismos puntos exactos ya que, como es bien conocidos por todos, los basses realizan numerosos desplazamientos tanto horizontales como verticales a lo largo del año, de una estación o incluso de una jornada de pesca, a medida que cambian las diversas variables que les afectan (disposición de alimento, condiciones climatológicas, subidas o bajadas de nivel, etc).
 
Sin embargo no todas las estructuras contienen basses durante todo el año. Hay algunas que pueden proporcionar numerosas capturas en un momento concreto pero después, con el paso de las jornadas, no resultar atractivas para el bass al modificarse algunos de los condicionantes descritos, mientras que otras siempre supondrán un lugar ideal donde encontrar a grandes basses durante casi todo el año, que, en función de diversos factores, utilizarán localizaciones muy diversas dentro la estructura, aunque siempre relacionados con ellas.
 
Por ello creo que se hace especialmente interesante analizar dos cuestiones, en primer lugar las características que hacen a una estructura atractiva para los grandes basses y, una vez aclarado dicho tema, desgranar los diferentes lugares en los que puede colocarse el bass dentro de la estructura para plantearnos los métodos y señuelos más efectivos en cada situación.
 
Características principales de una buena estructura.
 
Desde mi punto de vista, y mis diversas experiencias a pie de embalse, existen una serie de características que hacen a una estructura ideal para albergar grandes basses en esta época del año que estamos analizando:
 
– Debe poseer escalones muy pronunciados o caídas bruscas de profundidad que conecten zonas someras con las aguas más profundas de la zona. Los basses suelen decantarse por estructuras con estas características por varios motivos. En primer lugar, este tipo de localizaciones suelen atraer a los peces pasto, que se mueven a través de ellas para acceder desde las aguas profundas a las más superficiales y viceversa en función de los cambios climatológicos y la disponibilidad de alimento y, por otro lado, ofrecen a estos depredadores un lugar excepcional para tender una emboscada a sus presas, además de la seguridad de poder huir de forma rápida e inmediata hacia aguas más profundas en caso de detectar cualquier anomalía o amenaza.
 
– Debe estar situadas en lugares cercanos al cauce principal. Aunque esta no es una imposición, puesto que pueden existir estructuras orientadas hacia el fondo de reculas muy productivas, sí que es lógico pensar que los mayores escalones estarán colocados muy próximos al cauce principal del embalse donde se encuentran las mayores profundidades. Además es en estos lugares donde se suelen dar las mayores concentraciones de peces pastos que, tras abandonar las zonas someras, buscan las aguas más templadas y oxigenadas que estos lugares les ofrecen. Esta tendencia se marca aun más en inviernos especialmente duros o con la llegada de frentes fríos, momentos los que los peces pasto y los basses abandonan las estructuras más secundarias y se colocan en escalones principales, con acceso directo a los cauces primigenios.
 
 
– Debe tener una adecuada composición del fondo. La composición del fondo puede ser un factor determinante a la hora de que un bass decida ocupar o no una estructura. Esto es debido, principalmente, a que hay determinados tipos de suelo que favorecen la generación de biomasa, fuente de alimentación de diversos organismos que a su vez son la base de la alimentación de muchas de las presas del bass.
 
Desde este punto de vista los mejores escenarios posibles serían aquellos en los que se mezclan fondos arenosos con piedras sueltas de diversos tamaños, elementos que el bass suele utilizar como apostaderos. Además, los lugares formados por materiales densos, una vez que son calentados por la influencia directa del sol durante todo el día, pueden retener el calor durante más tiempo y aumentar la temperatura de la capa de agua más próxima. Esta diferencia térmica, mínima en la mayoría de casos, es sin embargo fundamental para nuestro objetivo, ya que en estos animales de sangre fría puede aumentar su metabolismo y su actividad hasta un punto en el que lo hagan vulnerable a nuestros señuelos.
 
Otra buena localización es la formada por grandes rocas que, tal y como he explicado en el párrafo anterior, tras una jornada de radiación solar continuada, pueden funcionar como una especie de “calefactor” y convertirse en auténticos imanes para peces presa y depredadores. Además suponen un enclave perfecto que usar como apostadero, lugar de descanso o protección frente a los posibles depredadores. Sin embargo, desde el punto de vista de generación de biomasa estas localizaciones son menos productivas que las anteriores, y es por eso que el bass no las elegirá en determinados momentos.
 
Esta preferencia puede acentuarse aún más en las fases finales del invierno y los primeros momentos de la primavera, cuando el bass comienza a decantarse por lugares cuyo sustrato le permita realizar su puesta adecuadamente.
 
En el caso opuesto están los fondos fangosos y arcillosos. Este tipo de fondo, debido a los materiales que los componen, no permiten la generación de biomasa, base de la mayoría de cadenas tróficas de los diferentes ecosistemas acuáticos y, si sumamos a lo anterior la inexistencia de elementos que sirvan de apostadero y protección al bass, llegaremos a la conclusión de que, en un gran porcentaje de casos, este tipo de estructuras no les resultarán atractivas, y especialmente para los más grandes que saben, debido a su instinto y a las diversas experiencias vividas, cuales son los mejores lugares donde encontrar comida y refugio.
 
Debe estar orientada de forma que reciba bastantes horas de luz solar. La luz solar se convierte, en estos momentos de la temporada, en un factor esencial ya que, no sólo transmite temperatura a determinados elementos como rocas, troncos, etc que después mantienen ese poder calorífico calentando la lámina de agua circundante, sino que además es uno de los elementos imprescindibles para la realización de la fotosíntesis de diversas plantas y algas acuáticas y para el correcto desarrollo de las puestas de numerosos tipos de insectos, elementos que componen el escalón básico de las cadenas tróficas acuáticas.
 
Aunque con estas líneas básicas podemos hacernos una idea del tipo de lugares en los que podemos buscar al bass en estos momentos, será de vital importancia la experiencia del pescador y el conocimiento del embalse, ya que habrá lugares donde dispongamos de numerosos agujeros con estas características, y sin embargo no todos ellos albergarán basses.
 
Posicionamiento del bass con respecto a las estructuras.
 
Una vez determinado los lugares a pescar, surgen numerosas cuestiones que es imprescindible responder para maximizar nuestras opciones, como por ejemplo ¿dónde se sitúa el bass dentro de una estructura que dispone de numerosos escalones a diversas profundidades?¿Qué factores pueden modificar dicha localización y cómo lo hacen?¿Cuáles son los mejores momentos, dentro de una jornada de pesca, para buscarlos? ¿Qué técnicas y señuelos serán las óptimas para afrontar dichas jornadas?
 
Estas son sólo algunas de los múltiples interrogantes que un pescador debe plantearse e intentar resolver. Según mi propia manera de entender la pesca es en ese proceso de búsqueda de respuestas, con una gran cantidad de horas a pie de agua y todos aquellos momentos de éxito y fracaso que conllevan, en el que se crece como pescador y se consigue conocer un poquito mejor a nuestro adversario y, por ello, soy partidario de analizar al máximo posible todas las variables que pueden influenciar en la captura de un bass y de seguir una metodología de pesca que siga un proceso lógico, por el cual lo primero a mejorar, y en lo que se deben invertir los mayores esfuerzos, es en aumentar nuestros conocimientos acerca de la biología y el comportamiento del centrárquido, ya que estos nos permitirán localizarlo.
 
Una vez asimilado esto el siguiente paso consistirá en familiarizarte al máximo con tus escenarios de pesca habituales, hasta tener una idea precisa de las características esenciales de sus estructuras y también de cuáles son las especies que lo habitan y componen la alimentación disponible para el bass. Con toda esta información ya podemos decantarnos, con mucha mayor exactitud y fiabilidad, por las técnicas, materiales y señuelos que nos permitan optimizar nuestros resultados.
 
Esto que acabáis de leer no es más que la humilde opinión del que suscribe, ya que la pesca admite innumerables maneras de entenderla y disfrutarla, todas ellas absolutamente respetables y esta no es, desde luego, mejor ni peor que otra, simplemente una más.
 
Una vez hecho este inciso, retomemos el tema principal al que va dedicado este artículo y centrémonos en intentar desentrañar otra de las claves de la pesca en invierno, y que no es otra que el posicionamiento dentro de las estructuras y los factores que pueden alterarlo.
 
Tal y como especificamos anteriormente, una de las características que debería tener una buena estructura es la conexión de zonas someras con las aguas más profundas a través de escalones o caídas bruscas de profundidad, con una composición adecuada del fondo. En relación con ellas el bass puede situarse desde las más superficiales hasta suspendido en aguas abiertas y separado de las orillas, y será tarea del pescador el encontrar, en cada salida de pesca, la solución a esta cuestión.
 
El determinar porque el bass ocupa una determinada capa de agua es una cuestión bastante compleja y difícil de pronosticar, hecho por el cual la pesca de este pez es tan adictiva al suponer al pescador un reto constante, aunque existen diversas obras y artículos con ideas muy interesantes sobre este particular. De todo lo leído hasta el momento y, en función de mis experiencias personales pescando bass en estructuras, la idea con la que, en mi opinión más se acerca a la realidad, es la defendida por los autores que afirman que, cuando una estructura es buena, el bass la utilizará para buscar en ella alimentación, descanso y protección a lo largo de grandes periodos de tiempo, incluso la temporada entera, aunque, en función de diversos condicionantes, se situará en diferentes niveles de proximidad y profundidad.
 
Así pues, cuando el bass se encuentra en un periodo de actividad, y por tanto con una clara actitud de búsqueda de alimento, se desplazará y se colocará muy próximo al escalón principal de la estructura, el que conecte las aguas más superficiales con las más profundas.
 
La elección de esos apostaderos no es aleatoria, ya que por estos lugares suele transitar su alimento en sus desplazamientos en su propia búsqueda de comida. Durante el invierno, momento en el que la baja temperatura del agua ralentiza el metabolismo del bass, su necesidad de ingesta de calorías se reduce, con lo cual los periodos de caza se vuelven más cortos y espaciados y la posibilidad de encontrarte con un bass activo en un lugar determinado se reduce bastante.
 
Cuando las condiciones climatológicas se mantienen constantes, estos momentos de actividad suelen producirse a las horas centrales del día, ya que justo entonces el agua alcanza en determinados lugares su máxima temperatura, hecho que atrae a depredadores y presas por igual. Sin embargo, existen diferentes factores que pueden provocar que se produzca un periodo de activación en otros momentos de la jornada. A continuación analizaré de forma general algunos de los que, en mi opinión, son los más importantes a tener en cuenta:
 
– Los cambios de presión debidos a la proximidad de un frente: Días antes de la llegada de los frentes fríos o las borrascas se suelen producir alteraciones en la presión atmosférica. La mayoría de especies de peces son especialmente sensibles a dichos cambios y reaccionan alimentándose de forma más activa cuando se dan estas condiciones, por ello debemos tener presentes siempre esta situación para intentar estar colocados en el lugar adecuado y el momento preciso.
 
Una fase lunar adecuada: Aunque este es un tema que crea bastante controversia, mis experiencias a pie de agua me indican que el momento lunar afecta positiva o negativamente a la actitud de los basses con respecto a nuestros señuelos, a su actividad y su posicionamiento. De esta manera en las jornadas previas y posteriores a la luna nueva se suele producir una mayor activación de los basses, con lo que es más factible encontrar un mayor número de ejemplares en actitud de caza en los escalones principales de las estructuras y, por tanto, situados en lugares donde son más vulnerables.
 
En las jornadas previas y posteriores a la luna llena, sin embargo, son los peces más grandes los que parecen colocarse en dichos lugares, con lo que estas jornadas suelen ser mucho menos fructíferas en el número de ejemplares, pero muy positivas en la calidad de los mismos.
 
El cambio repentino de las condiciones de nuestra zona de pesca: Son innumerables las jornadas de pesca en las que, tras comenzar el viento a azotar una determinada zona del embalse, o tras la lluvia, que ha hecho correr un regato, los basses han comenzado a mostrarse mucho más activos. Esto suele ocurrir porque, en ambos casos, estos cambios pueden acarrear la concentración de comida en una zona específica, elemento que atraerá a diferentes peces pasto y estos a su vez al bass.
 
Todas estas situaciones analizadas anteriormente harán que podamos encontrar al bass en los escalones principales de la estructura, sin embargo, cuando las condiciones climatológicas son especialmente adversas o el bass se encuentra en una actitud neutral o de inactividad, los lugares elegidos para colocarse suelen encontrarse en los lugares más profundos de la estructura o incluso en suspensión en la capa de agua que mayor confort les ofrezca, por su grado de oxigenación y temperatura, colocación que mantendrá hasta que se produzca un nuevo momento de actividad o una modificación de los factores climatológicos.
 
Aunque un análisis y control de todo lo escrito hasta el momento puede ayudarnos a localizar mejor al bass, debo advertir al lector de que no será tan sencillo. El motivo principal para tal aseveración es que en el medio acuático interactúan innumerables factores, algunos de los cuales hemos tratado anteriormente y otros de los que simplemente no tenemos conocimiento o nos es imposible predecir, con lo que la ecuación para pescar al bass en invierno se complica bastante y esto nos lleva a intentar plantearnos la siguiente cuestión, ¿Qué podemos hacer para optimizar nuestras posibilidades en estos momentos?.
 
Optimizando nuestras probabilidades.
 
Durante el invierno confluyen una serie de circunstancias que hacen que la pesca del bass se torne especialmente complicada, lo cual es bastante sencillo de explicar, teniendo en cuenta algunas de las ideas explicadas anteriormente.
 
En primer lugar, el bass en estos momentos tiene periodos de actividad muy cortos y difíciles de prever. La lógica dicta que serán las horas centrales del día, momento en el que el agua alcance mayor temperatura, el momento ideal para que el bass entre en actividad, sin embargo son numerosos los factores que desconocemos y pueden dar al traste con nuestras expectativas, y esto es algo que el pescador debe tener meridianamente claro si quiere exprimir al máximo sus opciones.
 
Si a ello sumamos que en cada área o zona del embalse estos periodos se tendrán lugar, casi con seguridad, a diferentes horas, la mejor opción para que nuestros señuelos entren en contacto con estos peces activos y que, por tanto, el pescador se encuentre pescando en lugar adecuado y el momento exacto cuando el bass se alimente, es elegir cada jornada de pesca un pequeño número de estructuras que sabemos que son productivas y dedicarle, a cada una de ellas, largos periodos de tiempo.
 
Para ello una buena opción puede ser el anclar la embarcación, ya que de este modo mantendremos siempre una posición y ángulo de recogida inmejorables y, además, seremos menos ruidosos al no tener que emplear de forma reiterada el motor eléctrico. Los contrapuntos de esta manera de pescar, que también debemos sopesar, son que, cada vez que trabemos nuestro señuelo debemos decidir si partir la línea o desanclar la embarcación y desplazarnos para intentar liberarlo y volver después a fijarla, con todo lo que ello conlleva.
 
El pescador deberá analizar las condiciones específicas de cada jornada y decidir, en función de ellas, si anclar la embarcación será necesario y beneficioso para lograr una adecuada presentación y poder trabajar la estructura dando el “timming” deseado a cada lance o, por el contrario, con el manejo del eléctrico puede conseguir el mismo resultado.
 
Esta forma de pesca requiere, por parte del pescador, no sólo el tener la confianza y la seguridad en sí mismo para saber que está actuando correctamente cuando los resultados tardan en llegar, sino también el tener un adecuado conocimiento de su escenario de pesca y sus moradores para que su elección del lugar de pesca y señuelo sean las más adecuadas.
 
Habrá incluso innumerables pescadores que piensen que una búsqueda de peces activos tanteando un mayor número de apostaderos posibles será más eficaz, pero mis experiencias me hacen reafirmarme en mi idea de que, haciendo un análisis del periodo invernal completo y fijándonos exclusivamente en las piezas de mayor calidad, aquellos pescadores que hayan optado por la opción propuesta en este artículo habrán obtenido, sin duda, mejores resultados.
 
Siguiendo la estructura lógica descrita anteriormente, y una vez determinada cual será la localización del bass y su comportamiento en estos momentos, nos toca analizar, como cierre de este artículo, cuáles serán las técnicas y señuelos más adecuados para abordar nuestras salidas de pesca.
 
Señuelos y técnicas más efectivos.
 
Lejos quedan ya aquellos momentos en los que, debido fundamentalmente a un profundo desconocimiento del Black Bass, eran no pocos los pescadores que afirmaban que el bass en invierno no se alimenta, realizando una especia de invernación, al estilo de cualquier buen plantígrado que se precie, para volver a alimentarse de forma compulsiva en los momentos anteriores a la freza.
 
Actualmente, sin embargo, es bien conocido por la gran mayoría de pescadores del centrárquido que el bass se alimenta todo el año, aunque en cada momento del año lo haga en posturas diferentes y sea más vulnerable a distintas presentaciones y señuelos.
 
En los momentos en los que el agua se enfría por debajo de los 11 grados, el metabolismo del bass desciende considerablemente, y esto le hace alimentarse de forma más esporádica. Sin embargo, esto no tiene por qué estar relacionado directamente con la utilización de señuelos minúsculos o montajes y presentaciones finesse. De hecho, existirán jornadas dentro del periodo invernal en los que los basses, especialmente los más grandes, se vean atraídos únicamente por señuelos sobredimensionados, por ello no son extrañas las capturas de peces record con grandes artificiales destinados al lucio.
 
Por el contrario, en otras ocasiones serán los señuelos más comedidos y sutiles los que provocarán su picada.
 
El motivo de hacer esta aclaración, antes de entrar en materia con los señuelos más efectivos, es hacer plantearse al lector la necesidad de mantener siempre una mentalidad abierta y una actitud de experimentación y aprendizaje constante en cada una de sus salidas tras un gran bass en invierno.
 
En cuanto a señuelos se refiere, y dependiendo de la época concreta en la que nos encontremos (pues no será lo mismo pescar el bass a principios de invierno, en el momento central y más crudo de esta estación, o al final del mismo, cuando ya queda cerca el periodo de freza), y siempre desde el punto de vista del que suscribe estas líneas, existen un conjunto de señuelos especialmente efectivos para tentar al bass, aunque si se trata de analizar los señuelos más productivos para pescar en estructuras, serían las pequeñas lombrices y jerkbaits blandos y los jigs los señuelos en los que depositar nuestra mayor confianza.
 
Las pequeñas lombrices y los jerkbaits blandos deben ser un compañero inseparable en nuestras salidas de pesca invernales, pues suponen un arma infalible para tentar a los basses en aquellos momentos en los que su actividad, debido a diversos factores adversos como temperatura excesivamente fría, afectación de un frente frío, etc. se encuentra reducida al mínimo. En estas ocasiones, que suelen producirse en los momentos centrales y más duros del invierno, los basses suelen colocarse en las zonas más profundas de las estructuras y, durante estas jornadas, sus desplazamientos acostumbran a ser mínimos.
 
Ante tales antecedentes una presentación finesse y realizada de forma vertical, como es el drop shot, puede ser la única manera de conseguir alguna picada por parte de estos peces realmente apáticos. Las lombrices y pequeños jerkbaits blandos que gocen de gran movilidad, como sucede con los sexy impact o los easy swimmer de Keitech, serán los más efectivos, puesto que reaccionarán a cualquier leve movimiento de la caña, permitiendo presentaciones más lentas y metódicas.
 
 
Aunque lo cierto es que este tipo de pesca puede ser realmente efectivo, os recomendaría que no lo practiquéis cuando los basses se localicen a profundidades superiores a 10/12 metros, porque cuando esto sucede los peces sufren enormemente para hacer una adecuada descompresión de su vejiga natatoria al verse sometidos a un cambio repentino de profundidad, además de existir la posibilidad de sufrir un shock térmico debido a la diferencia brusca de temperatura de la capa de agua donde se encuentran y la atmósfera, pudiendo incluso causar la muerte del animal.

 
Es más, incluso pescando en menor profundidad, hay veces en las que los basses pueden sufrir problemas para realizar la descompresión, por lo que todos los pescadores deberían concienciarse en pelear a los peces despacio en estos momentos y aprender donde se debe punzar para ayudarle a deshinchar su vejiga natatoria en aquellos casos en los que, a pesar de trabajarlos adecuadamente, se haga necesario.
 
En cuanto al jig creo que todos podríamos afirmar que es, sin duda, el señuelo por excelencia para la pesca de grandes basses en aguas frías. Esto es debido fundamentalmente a dos factores, su excelente capacidad de imitación en movimiento y sonoridad a un cangrejo, presa principal del bass en numerosos embalses, y, por otra, a su potencial para provocar picadas por reacción debido a su acción en el agua.
 
Este señuelo, polivalente como pocos, permite pescar perfectamente casi cualquier capa de agua variando su peso y su tráiler, y, aunque cada pescador debe encontrar el movimiento a imprimir a este señuelo que le proporcione los mejores resultados, si de pescar estructuras profundas con obstáculos sumergidos se trata, existen dos técnicas básicas de uso que ofrecen los mejores resultados, jigging y dragging.
 
La primera de ellas (jigging) es la más comúnmente conocida y utilizada y consiste en mover el jigs con pequeños saltos por el fondo, intercalándolos con pausas en las que se deja al jig completamente inmóvil. La intensidad de los mismos, su velocidad y frecuencia, así como la duración de las paradas son elementos que no admiten fórmula ni medida concreta, y será el pescador el que deberá tantear en cada momento hasta determinar los que provoquen las picadas del bass en cada jornada.
 
La segunda de las técnicas (dragging) se basa en arrastrar el señuelo por el fondo de forma que esté en contacto continuo con cada palmo de la estructura, permitiendo al pescador hacer una lectura muy realista de la composición y distribución de los elementos que la forman y será la más adecuada cuando nos encontremos con peces menos activos o reacios a tomar el jig con otras presentaciones. Al usar el señuelo de esta forma también es interesante jugar con la velocidad de recogida e intercalar, entre un arrastre y el siguiente, pausas de mayor o menor duración, hasta determinar la más efectiva en cada jornada concreta.
 
Como consejo os recomiendo que, si cuando estáis utilizando esta técnica detectáis cualquier tipo de obstáculo situado inmediatamente antes de un escalón pronunciado, ralenticéis vuestra recogida para aseguraros de trabajar concienzudamente ese elemento y que el jig, al saltarlo, caiga lo más próximo posible al escalón. El porqué de esta afirmación reside en la concepción de que el bass, cuando se encuentre en un periodo de actividad alimentaria, va a colocarse siempre relacionado, de forma directa, con los escalones que comunican las zonas más someras de la estructura con las aguas profundas y, por tanto, si nuestro señuelo permanece más tiempo en esos lugares aumentaremos nuestras probabilidades de provocar la picada.
 
Por último, en lo que al jig se refiere, debemos prestar atención a otro elemento que influye en gran medida en la efectividad del jig, aparte del peso y el color del mismo, elementos que el pescador deberá adaptar a las condiciones específicas de su escenario de pesca, y que no es otro que el tráiler. Para no extenderme en exceso con este elemento, y teniendo en cuenta la inmensa cantidad de señuelos susceptibles de ser utilizados para tal fin, vamos a clasificarlos en dos grupos principales, los señuelos que aporten movilidad y vibraciones (como el Zelus Craw y los señuelos similares)  y señuelos que aportan volumen y visibilidad (como el Deps Deathadder Hog o el O.S.P. Dolive Craw).
 
Como ocurre con casi todos los aspectos relacionados con la pesca de este pez, serán los conocimientos previos del pescador y la experimentación en cada situación particular las que nos llevarán a encontrar el tráiler perfecto en cada momento, aunque a modo de orientación os analizaré muy brevemente las características que aportará cada tipo de ellos a nuestro montaje para que tengáis más criterios a la hora de realizar vuestra elección.
 
Los trailers dotados de colas, en cualquiera de sus variables, van a aportar a nuestro señuelo una mayor movilidad y gran cantidad de vibraciones, además de ralentizar la caída hacia el fondo al ofrecer el conjunto una mayor resistencia al agua. Por todo ello se hacen los ideales cuando busquemos presentaciones más lentas y basadas en tirones y saltos o busquemos provocar un mayor número de picadas en las caídas de nuestro señuelo hacia el fondo o tras saltar un desnivel.
 
Los trailers dotados de elementos sin movilidad, como imitaciones de pinzas de mayor o menor tamaño, van a provocar en el señuelo un efecto de mayor volumen y lo van a dotar, por tanto, de una mejor visibilidad. Serían pues los más recomendados cuando el bass se decante por presentaciones más contundentes, pero también, si decidimos utilizar trailers con estas características pero de pequeño tamaño, para arrastrar nuestro señuelo por el fondo de forma lenta y metódica ya que los basses, en determinadas ocasiones, prefieren con mucha claridad trailers sin movilidad alguna que se desplazan de forma lineal a lo largo del fondo.
 
A la hora de elegir nuestro jig será de gran importancia fijarnos en los elementos con los que está fabricado, decantándonos por aquellos que nos ofrezcan materiales de calidad que den a nuestro señuelo movilidad y durabilidad, aquellos que estén dotados de un buen anzuelo, que nos permita clavar con facilidad y nos asegure que el pez no se soltará con facilidad y, a ser posible, debe estar fabricado en tungsteno, ya que este material, más denso que el plomo, además de resultar mucho menos contaminante nos permite disminuir el tamaño de nuestra presentación con el mismo peso y una mucho mejor sonoridad, que resultará más atractiva para el bass. Una de las mejores opciones existentes en el mercado actual son los Keitech Model II, ya que nos ofrecen todas estas prestaciones descritas y tienen a sus espaldas miles de capturas de grandes basses que avalan su eficacia.
 
 
 
Muchos de vosotros estaréis pensando que me estoy quedando en el tintero otras técnicas muy efectivas en estos momentos como pueden ser la utilización del montaje al estilo Texas, el uso de jerkbaits duros o el empleo de swimbaits duros o blandos, pero diré en mi defensa que algunas de estas técnicas, como el empleo de jerkbaits duros o swimbaits, serán mucho más productivas con basses situados suspendidos bajo bancos de peces pasto o en localizaciones más propias de prefreza, aspectos ambos más que interesantes que requerirían, sin duda, un artículo aparte.
 
En cuanto al montaje Texas con diferentes señuelos he de decir que es altamente recomendable su utilización en este periodo analizado aunque, si hiciésemos un análisis de las capturas realizadas con dicho montaje y las comparásemos con las producidas con el empleo de jigs durante todo el periodo invernal estoy seguro de que la balanza se decantaría claramente hacia los segundos, máxime si nos centramos en los ejemplares de mayor peso y, como las opciones que aún quedan por analizar darían para rellenar cientos de páginas al respecto, he decidido centrarme en las que nos ofrecen el mayor porcentaje de éxito con los ejemplares de mayor porte.
 
 
 
Con todo lo descrito en este artículo espero haberos inculcado la idea de que la pesca de grandes basses en este periodo invernal no es un imposible sino todo lo contrario, un reto realmente asequible si se tienen en cuenta determinados factores, para lo cual espero y deseo que todo lo aquí transmitido os sirva de ayuda.
 
A todos los lectores que hayan sido capaces de mantener su atención hasta este punto no me queda más que dar las gracias por el esfuerzo y el tiempo dedicado a leer este artículo que he escrito únicamente con la intención de compartir mis conocimientos o experiencias por si pueden servir de ayuda, punto de partida e iniciación en la pesca de grandes basses en estructuras profundas durante la época invernal o simple entretenimiento a los compañeros de afición, más nunca de sentar cátedra sobre este tema en el que jamás dejaremos de aprender y renovarnos.
 
Y, para todo aquel que quiera profundizar aún más en el tema tratado en el mismo, os recomiendo encarecidamente la lectura del libro titulado “In Pursuit of Big Bass”, obra del autor Bill Murphy y libro de referencia de los más afamados cazadores de trofeos americanos y más conocido como la “Biblia del Pescador de Grandes Bases”.
 
 
 
Un saludo a todos y, buena suerte con esos basses invernales.
 
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