La luna y su influencia en la pesca del Black Bass

Ya desde mis primeros e inseguros pasos en este deporte, la pesca deportiva de depredadores, y a medida que he ido avanzando en la misma y compartiendo experiencias, conocimientos e información sobre el tema, he sido consciente de numerosos temas de debate creadores de gran controversia entre la mayoría de integrantes de este colectivo de “chiflados” que formamos los amantes de esta afición, algunos de ellos tratados como auténticas leyendas urbanas y sobre los que he tenido la ocasión de debatir, leer y aprender tras horas y horas en el agua.
Entre ellos se encuentran, por citar algunos ejemplos, de la importancia de los colores, tema más que interesante a tratar en otra ocasión, o la localización y actividad del bass durante las épocas en las que se vuelven más difíciles de pescar, pero quiero centrarme en este artículo en uno de los que más comentarios y creencias infundadas genera,  la influencia de la fase lunar.
Como ocurre en otros muchos aspectos de la vida, el disponer de una determinada información puede suponer una desventaja si no sabemos cómo interpretarla y utilizarla en nuestro propósito, ya que puede llevar a malentendidos que orienten al pescador a una toma de decisiones erróneas e inadecuadas. Por ello intentaré, siempre desde mi punto de vista, arrojar un poco de luz sobre este tema, tanto para los que lo desconocen por completo como para los escépticos que, llevados por malas experiencias y desengaños al seguir las tan en ocasiones vilipendiadas tablas solunares, deciden no prestar la importancia que se merece a una de las múltiples variables que entran a formar parte de esta ecuación que es la pesca del black bass.
Podríamos empezar hablando, desde un punto de vista puramente físico y bastante simplificado, de que la luna es un satélite con determinada masa que gira describiendo una órbita fija e irregular alrededor de la Tierra. Esto ocasiona que se generen fuerzas de atracción gravitatoria (fuerza que existe entre dos cuerpos cualesquiera que tengan masa y que depende fundamentalmente de esta y de la distancia que los separe).
Estas interacciones gravitacionales afectan de forma notable a la vida en la tierra, con efectos entre los que se incluyen, por ejemplo, la generación de las mareas, cuyas subidas y bajadas influencian a todos los organismos relacionados con ellas en mayor o menor medida. Siguiendo este razonamiento, es difícil pensar que los habitantes de nuestras masas de agua dulce no se verán afectados por este fenómeno. Por citar un ejemplo, en numerosos estudios realizados por universidades americanas se ha puesto de manifiesto la importancia de las fases lunares para la elección de los momentos de desove del bass.
Pero esta no es la única perspectiva desde la que abordar este aspecto, ya que desde el punto de vista biológico también ocurren determinados sucesos durante fases lunares concretas que pueden desencadenar en un periodo de frenesí alimentario de todos los eslabones de las cadenas tróficas acuáticas. Un claro ejemplo de ello es la eclosión de larvas de numerosas especies de insecto, que incentivarán una mayor acción predadora de la minitalla, presentándose a los grandes depredadores una oportunidad que no dejarán escapar.
Esto nos debe hacer plantearnos diversas cuestiones ya que, si bien no es tan importante para un pescador determinar los mecanismos físicos, químicos o biológicos que determinan los cambios en los hábitos y comportamientos del bass derivados de los movimientos y fases lunares, si lo es ser consciente de que esa influencia existe y el determinar cómo lo hace.
Precisamente es este apartado el que voy a intentar desarrollar a continuación de la forma más clara y sencilla posible.
En este sentido es importante tener clara una idea fundamental,  y no es otra que la fase lunar va a determinar muy especialmente la localización y el posicionamiento de los basses dentro de las estructuras, pero también su actitud ante los señuelos.
Sin embargo, siendo cierta la afirmación anterior, también lo es que no todas las fases lunares afectan de la misma manera, ya que mientras que en algunas de ellas los basses se mantendrán manifiestamente neutrales o incluso inactivos, habrá otras en que se producirá una gran actividad en los basses de todas las tallas, e incluso momentos en que, de forma muy marcada, serán los grandes ejemplares, generalmente más esquivos e inaccesibles, quienes se posicionarán al alcance de nuestros señuelos, al situarse en las localizaciones más evidentes de una determinada estructura.
Pero antes de desgranar las diferentes fases lunares y analizarlas una a una, quiero dejar claro a que me refiero cuando hablo de “estructura”, concepto que ya he tratado en el artículo que dejé anteriormente en este blog y que será bien conocido por la mayoría de los lectores que os enfrentéis a estas líneas, aunque nunca está de más volver a explicarlo para los que lo hacen por primera vez o no tiene claramente delimitado el significado de dicho vocablo.
Al hablar de una estructura lo estaré haciendo de cualquier elemento que suponga una modificación clara y notoria del suelo de nuestro embalse, por ejemplo un canal en el centro de una recula, un escalón brusco de profundidad o una isla sumergida. Todos estos lugares, si se  dan las condiciones óptimas, serán posturas realmente atractivas para los grandes basses que las utilizarán como apostadero, pero también como lugar de descanso y protección, según sus necesidades. Podría extenderme mucho más pero, para todos aquellos que quieran profundizar aún más en este tema y deseen conocer algunos de los aspectos más importantes a tener en cuenta, como las características que hacen buena a una estructura, les recomiendo la lectura de los muchos artículos publicados en la prensa especializada americana sobre este aspecto.
Una vez hecho este pequeño inciso, llegó el momento de abordar el tema objeto de este escrito y comenzar a analizar, una por una, las diferentes fases lunares.
Para ello debemos iniciar esta descripción hablando del ciclo lunar, proceso que dura, aproximadamente, veintinueve días y medio, desde que se produce la fase de luna nueva hasta que éste vuelve a suceder.
Este periodo, a su vez, se suele dividir en cuatro etapas o “fases lunares”, conocidas como luna nueva o novilunio, cuarto creciente, luna llena o plenilunio y cuarto menguante. Dichas etapas se producen por la posición relativa del Sol, la Tierra y la Luna en cada momento.
Esquema de fases lunares y posicionamientos Sol-Tierra-Luna
Desde el punto de vista del pescador de depredadores hay dos momentos cruciales en todo este proceso que debemos tener muy presentes, las fases de plenilunio y novilunio.
A continuación voy a explicar los aspectos más relevantes de cada uno de estos periodos, comenzando por el que, a mi juicio, es el más relevante y sobre el que circulan mayor número de ideas infundadas y erróneas, la fase de luna llena.
a) LA FASE DE LUNA LLENA.
Estoy seguro de que si a cualquiera de los que estáis ojeando estas líneas os preguntaran acerca de cómo influye la luna llena en la pesca del bass, muchos responderíais que no influye para nada o, incluso, que lo hace de forma negativa. Pero nada más lejos de la realidad.
Muchos de vosotros podréis afirmar que vuestras experiencias durante estos momentos no han sido para nada satisfactorias, hecho que puede producirse por una mala toma de decisiones en cuanto a los lugares a pescar y señuelos a emplear, pero también porque el bass, como todo organismo vivo, está sometido a la influencia de innumerables factores, entre los cuales se encuentra la fase lunar, y cuyo comportamiento será el reflejo de la acción conjunta de todos ellos, lo cual vuelve a la pesca de este depredador especialmente cambiante y adictiva.
La fase lunar es, por tanto, uno de los múltiples factores a tener en cuenta y será el pescador, con su experiencia y su capacidad de análisis de la situación y de adaptación a los cambios, el que debe dar con la solución al enigma.
Sin embargo, el conocer cómo afecta este elemento al pez, aparte de dotarnos de mejores conocimientos biológicos y comportamentales del bass, puede marcar la diferencia en momentos concretos y brindarnos la clave para que nuestra jornada pase de ser buena a inolvidable.
Sin más preámbulos vamos a analizar esta fase, sobre la que está más que extendida la creencia popular de que los depredadores, al disponer de mayor luminosidad durante la noche, se alimentan durante este periodo mostrando en las jornadas posteriores una actividad muy reducida. Sin embargo, lo que muchos autores americanos defienden, entre ellos algunos de los pioneros en el conocimiento y la captura de los mayores basses es que, durante esta fase son los peces más grandes los que muestran una actividad más marcada, mostrándose los ejemplares más pequeños en una actitud mucho más neutral, lo que reduce considerablemente el número de capturas con respecto a otras jornadas.
Mis experiencias en este sentido corroboran esta afirmación, pues la mayoría de mis capturas más importantes, incluido mi record personal de bass, se han producido en la fase lunar de plenilunio.
Además se produce el caso de que esta afirmación es especialmente válida en el periodo de pre-freza, momento en el que la actividad alimenticia de las grandes hembras se vuelve mucho más marcada en estos momentos, pudiendo encontrarlas estos días claramente posicionadas en determinadas estructuras.
El porqué de esta cuestión supondría un análisis bastante complejo para el cual aún no he encontrado ninguna explicación científica sencilla de explicar, aunque la respuesta no siempre debe proceder de fuentes tan precisas.
Bill Murphy, reconocido pescador americano entre los amantes de la pesca de los grandes basses, tras años de pruebas puedo comprobar que ,durante la fase de luna llena, y especialmente durante los días anteriores y posteriores a esta, se producía ,de forma reiterativa, un posicionamiento de los basses más grandes en las localizaciones principales de  las estructuras que frecuentaba, sucediendo además que estos basses mostraban una mayor actividad y vulnerabilidad ante las presentaciones y señuelos del pescador.
Por tanto, por una cuestión de pura probabilidad, si durante la fase de plenilunio estos peces se colocan en lugares más accesibles y fáciles de delimitar y se muestran más receptivos a nuestros señuelos, es de suponer que serán capturados un mayor número de peces record en estos momentos concretos.
El ser conscientes de dicha situación supone una importante ventaja a la hora de afrontar una jornada de pesca porque nos permitirá adaptar nuestra forma de actuar a esta característica puntual.
De esta forma, se presupone lo más lógico tantear con paciencia las posiciones principales de las estructuras con las que los ejemplares más grandes suelen estar relacionados, ya que la probabilidad de su captura aumenta considerablemente en estos momentos.
 Aunque siempre es un elemento a tener muy en cuenta, en estas situaciones el “timing” vuelve a ser de vital importancia, ya que, al encontrarse un menor número de ejemplares activos, se vuelve más complicado el encontrarse en el lugar adecuado en el momento preciso si pescamos demasiado deprisa o cambiamos demasiadas veces nuestra ubicación.
A pesar de lo leído hasta el momento, los lectores de estas líneas no deben llevarse a engaño y deben ser conscientes, en primer lugar, que el afirmar que la fase de luna llena es especialmente buena para la captura de los ejemplares más grandes no quiere decir que esto no pueda producirse en otro momento.
Los peces más neutrales o inactivos también pueden ser conseguidos, incluso aquellos que se encuentren colocados en otras posturas menos claras y sencillas de atacar. También puede darse la circunstancia de que un gran pez sea capturado en las posiciones principales de la estructura elegida en otra fase distinta, si el pescador logra situarse en el lugar y tiempo óptimos.
A pesar de que la posibilidad existe, lo cierto es que dicha captura será, cuanto menos, bastante más difícil e improbable.
Por otra parte, el que los peces muestren una actitud más positiva ante los señuelos y se posicionen en localizaciones más evidentes e intuitivas no implica de forma irrevocable que vayamos a capturarlo. Como en todas y cada una de nuestras salidas de pesca, se hará necesario un conocimiento profundo del lugar de pesca para poder determinar las estructuras con las que los peces más grandes están relacionadas y realizar una toma de decisiones coherentes y justificadas en el señuelo elegido, color y tamaño del mismo, posicionamiento de la embarcación para afrontar una postura determinada y un sinfín de variables más para poder alcanzar nuestro objetivo.
Los basses estarán mejor colocados y más receptivos, pero una mala actuación por nuestra parte puede dar al traste con nuestras opciones. Estos peces, especialmente los más grandes, nunca son sencillos, pero este periodo de la luna es el más indicado, sin duda alguna, para salir a buscar tu record personal.
Tras afrontar esta primera fase lunar, vamos a analizar otro periodo especialmente destacable, los días que componen la etapa de novilunio.
B) LA FASE DE LUNA NUEVA.
Si durante los días previos y posteriores a la fase de plenilunio, incluido el momento de luna llena, hablábamos de actividad más pronunciada de los ejemplares de mayor tamaño, en los días de luna nueva y las jornadas inmediatamente precedentes y posteriores lo tendremos que hacer de una actividad generalizada de peces de todos los tamaños, situados en las posturas principales de las mejores estructuras.
A pesar de ello la coexistencia de ejemplares adultos y jóvenes en un determinado punto no es nada frecuente, ya que son los primeros los que suelen utilizar los mejores apostaderos y elegir aquellos lugares que aseguren sus posibilidades de éxito y sus opciones de escape en caso de sentirse amenazados por cualquier peligro.
Si sobre el caso anterior se afirma con vehemencia que la excesiva luminosidad nocturna incita a los depredadores a una notable inactividad diurna, en este se asegura justo lo contrario, la creencia popular atribuye a la imposibilidad de alimentarse durante la noche los buenos resultados de los días consecutivos a una jornada de luna nueva.
Sin embargo Bill Murphy, así como posteriores articulistas americanos de prestigio, achacan esta bonanza de capturas a la existencia de una mayor cantidad de basses activos en las colocaciones más evidentes y principales de las estructuras de nuestros escenarios de pesca.
En mi experiencia como pescador, estas jornadas suelen resultar especialmente entretenidas, con un mayor número de picadas y capturas, aunque los ejemplares más grandes no sean capturados con tanta facilidad. Esto puede estar ocasionado por la existencia de numerosos individuos de una amplia gama de tamaños en los mismos lugares o, simplemente, porque sus momentos de actividad son más puntuales y concretos, en comparación con el periodo de luna llena.
Suele suceder en estas ocasiones que los ejemplares más jóvenes, más imprudentes y agresivos ante nuestros señuelos, son los primeros en tomarlo y, durante la pelea, pueden alertar a los ejemplares de mayor porte que, por su experiencia e instinto curtidos durante años en mil batallas detectan con mayor facilidad  que algo extraño ocurre en su entorno. En estos casos suelen reaccionar entrando en una completa inactividad e incluso desapareciendo de la zona en cuestión hasta que esta vuelva a transmitirles confianza y seguridad.
El ser conscientes de ello debe llevar al pescador a tomar las medidas adecuadas para maximizar sus opciones y resultados, pudiendo decantarse por buscar el entretenimiento y la diversión de realizar múltiples capturas, o intentar ser más selectivo y tentar a los basses más grandes.
 En tal caso existen diferentes decisiones que, según mi propia experiencia, pueden ser de gran ayuda en este cometido, ya que la captura de los basses más grandes también es bastante posible durante estos momentos  en los que suelen encontrarse en un buen grado de actividad.
Una de las opciones a tener en cuenta consistirá en la utilización de señuelos especialmente selectivos, bien por el tamaño del mismo o bien por su acción. En más de una ocasión he podido localizar lugares con una gran concentración de basses de todos los tamaños y, el empleo de engaños con mayores dimensiones o incluso algo más sutil y en apariencia intrascendente, como puede ser la velocidad de recogida del mismo, pueden marcar la diferencia y propiciar la captura de los ejemplares de mayor tamaño.
Por otra parte, es bastante probable que estos ejemplares más viejos se sitúen en un escalón o capa inmediatamente anterior a la elegida por los medianos o pequeños si la estructura es muy adecuada, o incluso en lugares de la misma totalmente diferentes. Por ello, para aumentar nuestras opciones, debemos tener presente que esto puede ocurrir y actuar en consecuencia realizando nuestros primeros lances a estos “hot spots”, ya que una mala elección del lance y la consiguiente captura de un congénere de menor porte puede acabar con nuestras opciones de conseguir el bass que realmente buscamos.
En consecuencia, el orden lógico a la hora de afrontar cualquier estructura en cualquier momento, pero muy especialmente en estas etapas de novilunio sería, en primer lugar, tantear detenidamente estas posturas más alejadas o secundarias donde pueden encontrarse los peces más grandes para después centrarnos en las más principales y evidentes. Una vez descartada la posible localización de los peces más grandes en estos lugares, la elección del señuelo (color, tamaño, presentación) debería de ser nuestro siguiente punto de atención.

Una vez desarrollados los dos momentos de mayor interés para el pescador deportivo quedan por analizar las dos fases intermedias entre ellos, el cuarto menguante y el cuarto creciente.

c) CUARTO MENGUANTE Y CUARTO CRECIENTE.

Durante estas fases lunares tanto la cantidad como la calidad de nuestras capturas se verá reducida considerablemente en una amplia mayoría de ocasiones.
Esto se debe a dos factores fundamentales, la actividad de los peces y su localización durante estos momentos.
En cuanto al primero de ellos, la actividad, durante estos periodos de transición entre los dos anteriormente desarrollados los basses suelen tener periodos de alimentación más intermitentes y espaciados.
Por otra parte, es bastante frecuente encontrarnos a los peces suspendidos en aguas abiertas. En estos casos y, a pesar de seguir orientados hacia determinados lugares, su captura suele volverse más complicada ya que en estas colocaciones frecuentemente muestran una mayor apatía ante los señuelos.
No obstante esto no tiene que llevarnos a pensar que durante estos momentos no puedan conseguirse grandes ejemplares o múltiples capturas, pues otros elementos como la bajada de presiones provocada por un frente frío inminente, la concentración de alimento en un determinado lugar ocasionado por una fenómeno meteorológico (lluvias los días previos con arrastre de alimento, viento azotando una estructura concreta, etc) pueden resultar los desencadenantes de una actividad frenética.
A modo de conclusión se podría afirmar que los grandes depredadores responden de forma evidente a determinados cambios producidos en su medio, elementos en muchas ocasiones desconocidos e incontrolables, pero en otras no tanto.
El conocimiento de la influencia de cada uno de ellos en todos los aspectos relacionados con el pez, actividad, posicionamiento, etc… constituyen una herramienta imprescindible para el pescador cuyo objetivo básico consista en aprender a conocer cada vez más a su adversario para poder intuir su localización (pilar de la pesca de cualquier especie que se precie) y su posible comportamiento. Partiendo de esta base, la elección de señuelos y equipos se vuelve mucho más lógica y racional.
En este maremágnum de factores la influencia de la luna es uno de ellos a tener muy en cuenta, de especial relevancia en determinados momentos y, por ello, debe ser analizado y tenido en cuenta a la hora de planificar y desarrollar nuestras salidas de pesca.
Espero que este artículo os haya resultado interesante, se ha hecho con la única intención de compartir conocimientos y opiniones, sin pretensiones de sentar cátedra, pues tal cosa sólo podría hacerla un experto que controlase todas las variables que afectan al bass.
Eso es algo que, desde mi punto de vista,  se antoja casi imposible, al enfrentarnos a un organismo vivo e increíblemente sensible y adaptativo a todos los cambios que se producen en su entorno. Por ello mi mentalidad se basa en la idea de que siempre seremos meros aprendices de los compañeros que comparten con nosotros su tiempo y experiencia, pero sobre todo de un pez , el bass, que nos vuelve locos y nos hace replantearlos, en cada salida de pesca, las ideas y pensamientos que sobre él tenemos.
Un abrazo a todos.
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